Adivina adivinanza: es imposible no fijarse en ellas…quien tiene una, tiene un tesoro…no encontrarás dos iguales…son completamente artesanales…su diseño ha roto moldes y sólo se venden por Internet…qué es? Te lo diré: es SOLO MÍA, la exclusiva marca andaluza que ha convertido las blusas en auténticas joyas de armario.
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La verdad es que ha sido un descubrimiento de los grandes, de esos que te demuestran que no todo está inventado y que el talento transforma las cosas más simples en auténticas maravillas.
Eso es lo que ha logrado Pilar García Márquez, una diseñadora cordobesa que ha retomado su carrera profesional donde hace años la dejó: en lo más alto. Es una trabajadora incansable. Vive a caballo entre Marbella, donde reside, y Priego, su pueblo natal, “el pueblo más bonito de Córdoba”, dice. Cuando Pilar decidió crear solomía.es, tuvo claro que el taller estaría en Priego y que sus empleados serían de la localidad, ya no sólo porque ella se considere “más de allí que los caños de la Fuente del Rey”…también porque hoy en día muy pocas personas saben coser a mano, como hacían las abuelas, y a esas, solo se las encuentra en los pueblos que conservan la tradición. De hecho, la mayoría de las blusas que se hacen en el taller de Priego están hechas con encaje de bolillos auténtico.
Cada prenda es única. Hay una decena de modelos básicos, pero ninguna blusa es igual a otra porque todas se personalizan siguiendo los gustos y preferencias del cliente: color, escote, hechura, puños, largo…
La venta se realiza únicamente online, a través de la página web, donde lo primero que debemos hacer es enviar nuestras medidas, pero tranquilas, es algo mucho más sencillo de lo que parece, porque Pilar ha creado una especie de tutorial para que cualquiera, tenga nociones o no de patronaje, sea capaz de medirse correctamente. Después encontraremos un pequeño cuestionario:
Y con todos esos datos, Pilar aconseja cuál es el diseño más apropiado. Pero ojo, os recuerdo que ese modelo es sólo “la base”, ya que la blusa será absolutamente personalizada y hecha a medida, por eso nunca habrá dos iguales. Sin embargo, esta exclusividad NO es lo que justifica su precio. Porque las cosas como son…y que nadie se llame a engaño; las prendas de Solomía son caras, sí, pero es importante entender por qué; para empezar, Pilar trabaja únicamente con sedas y algodones de máxima calidad; algunos tejidos son ya una joya en sí mismos. De hecho, las telas suelen ser las que se emplean en la confección de los vestidos de novia, y solo el costo del producto es altísimo.
También hay que saber que para hacer UNA SOLA BLUSA cinco mujeres trabajan durante dos y tres días cosiendo exclusivamente a mano. Pura artesanía, vaya ¡Y no digamos nada de los encajes! Pero sin duda han sido las mangas las que han dotado de personalidad propia a la marca. Son inconfundibles, absolutamente reconocibles e inimitables. Por eso cuestan lo que cuestan, o mejor dicho, cuestan lo que valen. Podéis consultar los precios en su web.
Lo más sorprendente es la versatilidad de estas prendas; resultan igual de espectaculares con vaqueros y taconazo, que con un pantalón palazzo. Es un fondo de armario perfecto; lo mismo sirve para ir reguapa a una cena, que a una ceremonia…luego, claro está, depende del arte que tenga cada una para lucirse. Y que nadie piense que son sólo para jovencitas. Ni muuuuucho menos. Las “solomía” se las ponen mujeres de todas las edades; Pilar ha hecho blusas y vestidos para veinteañeras, treinteañeras, cuarentonas, cincuentonas…y mayorcitas. Y no da abasto, porque en cada showroom que hace le quitan el género de las manos y triplica los pedidos. Yo me he enamorado de sus diseños, así que, si de aquí a cinco meses consigo decidirme por alguno, prometo foto ¡pero no lo copiéis! Es broma.