Llego a mi casa, bajo del coche, veo el buzón y pienso “bah, con lo cargada que voy, ya lo abro mañana, total, lo miré anteayer…” pero por si acaso, desando el camino, vuelvo sobre mis pasos, busco la llave en el bolso mientras hago malabares para sujetar la bolsa de la compra con los dientes, abro la portezuela del buzón…¡y se me viene encima un tsunami de propaganda electoral que instintivamente intento coger al vuelo…pero acaba desperdigado por el suelo ¡Mierda de mailing!
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Ahora tengo que quitarme el bolso, dejar la compra en el suelo, recoger los DOCE sobres que los partidos políticos me han mandado y rescatar MI correspondencia, la de verdad, esa que ha quedado encajada y sepultada al fondo del buzón porque el cartero no ha tenido más opción que meter a presión semejante petate electoral.
Entro en casa, miro las cartas y en efecto, compruebo que TOOOOODO es propaganda electoral. Lo mejor es que mi hijo mayor, que votará el 26 de junio por primera vez, se emociona al ver su nombre en cuatro misivas. Lógico. La única forma de comunicación que conoce es el móvil; por eso le resulta asombroso recibir una carta de papel, aunque sea para pedir su voto.
Pero yo no. Yo no me emociono ni mijita. Jamás he afrontado con tanto hastío un proceso electoral, así que agarro el fajo de cartas y sin mirarlo ni abrirlo lo tiro a la basura, al cubo amarillo, al de re-ci-clar (va con segundas).
UNA CAMPAÑA MILLONARIA
No, la verdad es que esta campaña me importa muy poco…me aburre, no me interesa. Básicamente porque me parece insultante que meses después de unas elecciones tenga que haber OTRA CAMPAÑA. ¿Para qué?…¿para recordar quién es quién? ¿acaso no lo sabemos?…¿para anunciar medidas diferentes a las de diciembre? ¿PARA QUÉ? Si ya os conocemos, si ya sabemos cuál es vuestro partido, si ya os hemos visto hacer el canelo en un escenario bailando, haciendo gracias insulsas, dando alaridos y gritando tres veces la misma frase cuando el mensaje no cala entre el público del mitin.
¿De verdad era necesario volver a gastarse 130 millones de euros…¡¡¡EN ÉSTO!!! Aún sigo en shock después de la brillante idea de Errejón de subir al escenario con la música de fondo de Oliver y Benji. Aunque, claro, había que ser consecuente después de haber sacado cromos de futbol con el dream team de Podemos

Imagen: eldiario.com
LA GUERRA DE LOS ANUNCIOS
Y con todo, no ha sido lo peor. Porque esta campaña no es una campaña electoral al uso. Más bien parece un concurso publicitario de creativos…¿o es que alguien ha olvidado la nueva versión caribeña del himno del PP con el que quieren captar el voto latino? No sé qué me estremece más, si el himno tuneado “a lo cangrejo Sebastián de la Sirenita” o el amago de baile que se marcó al final Jorge Moragas ¡Pues menos mal que no escogieron la versión reggaetón!
Y qué me decís del anuncio de los 300 gatos, o del que hizo Ciudadanos en un bar, o del catálogo de IKEA de Podemos para anunciar su programa económico. Que no, que no cuela. Que no hacéis gracia, que me sonrojo cuando os veo bailar, acompasar con palmas un himno electoral, salir a correr, a andar, a estrechar manos en un mercado o a imitar a los monologuistas del Club de la Comedia. No imagináis la pereza que me da esta falsa campaña, esta campaña millonaria y absurda en la que tampoco han sido capaces de ponerse de acuerdo para abaratarla. Qué mediocridad.

Imagen: vice.com, publico.es, elespanol.com
DESENCANTADA, NO INDECISA
Ayer , viendo un informativo mi hijo pequeño me preguntó para qué servía un mitin. Y por muchas explicaciones que le di, seguía sin entender por qué el público que asistía era gente afín al partido y no descreídos a los que el candidato debía convencer. Y no supe qué contestar.
Agradezco hasta el infinito no ver las calles plagadas de cartelería, con las caritas de nuestros políticos pasadas vuelta y vuelta por el photoshop. No quiero verles más, no quiero actuaciones, ni mítines, ni chistes, ni himnos, ni encuestas, ni debates, ni postureo. No me hace falta.
Y no, no quiero que me espoleen para ir a votar. No pertenezco al grupo de los indecisos, sino al de los desencantados.
Pero como soy muy positiva, me lo he pensado mejor y creo que voy a sacar toda esa propaganda electoral de la basura, porque en mi casa no se tira el dinero, y oye, 25 hojas de papel, son 25 hojas…que siempre pueden servir para apuntar la lista de la compra.