Mis descubrimientos

MANICURA LOW COST (II). MANICURA EN PÚBLICO

By 3 marzo 2016 2 Comments

Los Ojos de Silvia Salgado Manicura Low Cost Centro Comercial

Este tipo de manicura merecía un post per se.  Al fin y al cabo era “mi primera vez” y nada tenía que ver con mi experiencia vietnamita de Lavapiés. Dos años he tardado en decidirme, pero tenía claro que si quería escribir sobre esta moda de las uñas low cost, no podía obviar el fenómeno de los puestos de manicura en los pasillos de los centros comerciales…y como sigo fiel a mi promesa de no publicar lo que no experimento, acabé pasando por el aro.

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La primera vez que vi uno de estos puestos pensé: “ni de cooooooña me siento yo allí”…¿a la vista de todo el mundo?…¿encaramada a un taburete en plan diva…como si no tuviera nada mejor que hacer…mientras decenas y decenas de personas pasan rozándote… y observando cómo te quitan las cutículas???….pufff…no sé, aunque sólo sea por la postura…es como ver a un señor en mitad del centro comercial tumbado en un sillón de barbero mientras le enjabonan la cara con una brocha…o como hacerse las mechas en público ¡Porque nadie me negará que uno de los momentos más terribles en la vida de una mujer es el del tinte! Yo siempre he dicho que si alguna vez se produce un terremoto mientras me estoy tiñendo, moriré aplastada, porque lo último que haría es salir a la calle con ese mejunje horroroso en la cabeza y los papeles de plata colgando del pelo ¡NI DE COÑA! Antes aplastada que ser vista de semejante guisa…aunque bueno, igual el instinto de superviviencia es más fuerte que la dignidad y salgo huyendo como Usaín Bolt…eso sí, una vez en la calle me haría la inconsciente.

El caso es que la semana pasada “me armé de valor” y fui a un centro comercial para hacerme la manicura. Como quería evitar encontrarme con las mamás del colegio, vecinas y otras conocidas de la zona, llegué a las diez de la mañana, pero ya había dos señoras haciéndose las manos. Esa fue mi primera sorpresa. La segunda, que había que pedir cita!…¿cita?…pero…”¿esto no es un aquí te pillo aquí te mato?”…un “estoy ovulando y en un arranque emocional me da el punto y me subo al taburete?”…pues no. Resulta que están hasta arriba de gente, que aunque abren de diez de la mañana a diez de la noche hay NUEVE manicuristas que no dan abasto, que la gente coge hora con uno o varios días de antelación y que yo había tenido suerte porque justo en ese momento había UN HUECO ¡UNO!

Así que en solo dos segundos pasé de sentir vergüenza a una gratitud infiniiiita por haber sido una de las elegidas para entrar en el Olimpo de las Nails.

Me senté encima del abrigo y colgué el bolso de un gancho que había bajo la barra, como en los bares. Parecerá una tontería, pero siempre me preguntaba dónde narices dejaba la gente el bolso mientras se hacía las manos. Pues eso, ahí.

Los Ojos de Silvia Salgado Colgador Bolso Manicura Low Cost

Y entonces llegó el difícil momento de decidir si quería un esmaltado normal o semipermanente. Yo, que tenía muuuuyyy claro que lo prefería normal porque hacía años probé el otro y me quedé con las uñas como papel de fumar, acabé haciéndome justo el que tenía tan claro que no quería: el semipermanente.

Quien nunca se lo haya hecho ha de saber que la gran diferencia entre uno y otro radica en la duración del color y en la retirada del esmalte; las uñas duran perfectas entre diez y doce días, pero quitarse el esmalte es algo complicado. No sirve la acetona. Hay que aplicarse un producto específico para reblandecerlo y luego rasparlo hasta que no queden restos. Si prefieres hacerlo tú misma en casa tienes que impregnarte cada uña en este líquido, envolverlas una por una en papel de plata y dejar que este corrosivo (suave, dicen), vaya deshaciendo el esmalte durante diez minutos. Cuando esté blandito se va raspando la pala con un retiracutículas, intentando eso sí, no llevarte además del esmalte un capa de la uña. De hecho recomiendan dejar descansar la uña cada dos meses para que se regenere completamente. Pero bueno, a fin de cuentas nada trágico ni irrecuperable.

Los Ojos de Silvia Salgado Esmaltado semipermanente Manos Pies

Pues bien, todo el proceso del esmaltado semipermanente dura unos 45 minutos. A mí, los diez primeros se me hicieron cuesta arriba porque tengo un sentido del ridículo exagerado y francamente, lo de acicalarte en público, sigo viéndolo “pelín exhibicionista”. Pero a partir del minuto once la cosa cambió; no sólo me di cuenta de que la gente pasaba de mí, sino que me entregué a uno de mis hobbies favoritos: observar la fauna urbana e imaginar sus vidas. Eso fue lo mejor. Y tan a gusto empezaba a sentirme que me vine arriba y le pregunté a la manicurista cómo hacían las pedicuras, porque bueno, las manos es una cosa, pero no había visto nunca a nadie con el culo en la banqueta y los pies encima de la barra. Me causaba gran curiosidad, ya no solo por la postura imposible, sino porque en estos puestos tampoco hay toma de agua…y sin agua no se llenan los baldes donde meter los pies, ¿no?. En fin, un misterio. “¿Qué nunca ha visto cómo hacemos las pedicuras?…claaaro, porque somos muy discretas”, me dijo la chica. Entonces se agachó detrás del mostrador y abrió lo que yo creía que era un armario…¡PERO NO ERA UN ARMARIO!…

Los Ojos de Silvia Salgado Armario Pedicura Gran Plaza Majadahonda

…eran las puertas que comunicaban directamente con mis piernas y a las que ella podía acceder sin dificultad desde el interior del quiosquito…como las hormigas Trancas y Barrancas. Algo parecido a meter las piernas bajo las faldas de una mesa camilla pero en “versión armario”. Además, como las puertas se abrían hacia afuera, mis piernas quedaban ocultas a la vista de los transeúntes. Y claro, aquello también tenía que probarlo. ¡Menudo experiención!

Yo ya estaba relajada, con mis pantalones remangados hasta la rodilla, los pies envueltos en film transparente mientras una crema corrosiva devoraba mis durezas y sin otra cosa que hacer más que observar a la gente que bajaba por la cinta mecánica y desembocaba justo en el quiosco de la manicura.

La verdad es que visto desde el otro lado, o sea, desde la escalera, la imagen no tiene precio: un puesto lleno de mujeres con las manos extendidas sobre la barra, como si fueran a pedir una piña colada en vez de un esmaltado semipermanente y otras tantas mirando al infinito sin que nadie sospeche que debajo hay alguien haciéndoles la pedicura.

Los Ojos de Silvia Salgado Pedicura Centro Comercial Oh Nails

“Otra vez me traigo la tablet”, pensé, porque estar DOS horas de tu vida sin hacer otra cosa que mirar cómo te arreglan las manos y los pies, es casi inconfesable. Pero oye, todo por la web. Lo mejor es que ya llevo semana y media con las uñas perfectas. Ni un desconchón. Impolutas. Y las de los pies mejor, porque ya sabéis que aguantan mucho más.

En cuanto al precio, he recorrido varios establecimientos y apenas hay variación. La manicura semipermanente cuesta unos 20 euros y la pedicura 30. Lo difícil es pedir lo que quieres que te hagan porque la carta de servicios es infinita: manicura normal, express, brasileña, con masaje, con relleno de gel, con parafina, de esmaltado natural, resistente, con dibujo…en fin, un estrés.

Pero tranquilas, no os preocupéis, que no tenéis que probar todos los tratamientos. Ya me sacrifico yo por vosotras.

Author Silvia Salgado

Consultora inmobiliaria con 30 años de periodismo a la espalda.

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