No, no es simplemente lo de la sangre que se altera y todo eso; es peor. Nos han vendido que diciembre cierra un ciclo vital y que enero abre la ventana a los cambios… ¡PERO ES MENTIRA! Los auténticos cambios comienzan en primavera. Porque sí, porque somos latinos y salimos del invierno como los vencejos, desquiciados, aunque claro, después de nueve meses durmiendo y copulando en pleno vuelo sin tocar tierra, como para no estarlo (me refiero a los vencejos) ¿Pero sabes de verdad cuándo llega la primavera?…cuando el catálogo de Leroy Merlin aparece en tu buzón.
¿QUIERES ESCUCHAR ESTE POST?
O PREFIERES SEGUIR LEYENDO…
Es uno de los momentazos del año, porque como tú sigues con las botas australianas puestas, la bufanda al cuello y la mente en “modo invierno”, lo último que te esperas ver es ESO: cien páginas rebosantes de sol, familias guapísimas, terrazas increíbles y jardines espectaculares que te encienden el ansia de buen tiempo y disparan tus endorfinas. Y entonces lo ves claro: ¡ESO es lo que necesita tu casa!
No nos engañemos, el catálogo cumple su papel; vende ese rollo aspiracional del “quiero…y además puedo”…pero sobre todo vende el sueño de hacerte creer que tú solita eres capaz de instalar una piscina de agua rebosante en el pasillo de casa o de transformar 5 metros cuadrados de balcón en el Generalife de la Alhambra…
Sin duda, para mí, lo mejor de la revista son las escenas de barbacoa. ¿Recordáis cómo eran las maquetas que había en las casetas de información cuando acompañabas a tus padres a visitar un piso piloto? Yo me derretía de emoción contemplando aquel mundo irreal: los arbolitos de plástico, la casita, ese padre a lo Ken de Barbie entrando en el garaje…esa muñequita monísima que le saludaba desde la cocina… esa parejita de hijos perfectos jugando con una pelota hinchable cerca de la piscina… ¡Qué felicidad! Y claro, después no entendía que mis padres no comprasen aquella casa…¡que era el “puritito”pasaporte al Nirvana!

Fotos catálogo Leroy Merlín
Bueno, pues a eso me recuerdan las escenas de barbacoa del catálogo: madres estupendas y sonrientes rodeadas de niños que leen el Quijote sobre el banco “Filipinas”, poniendo la mesa modelo “Malta” mientras el guapérrimo del marido se ocupa de las chuletas en la barbacoa de gas “Wagon Tasman”. Y claro, tú te preguntas ¿será el set Malta la clave de tanta dicha?…¿o las jardineras con ruedas convertidas en jugueteros? ¡Maaaaalo! Cuando tu mente empieza a trabajar en modo “bricolaje”, date por jodida…porque de ahí a que te plantes en la tienda y llenes un carro con palets, créeme, hay un paso. Sí, los palets de las fábricas de toda la vida. Pero que ahora son lo mássss para hacerte un sillón, una cama o una mampara de baño.
Luego llega el momento de explicarle a tu atónito marido que quien tiene un palet tiene un tesoro, y que además vas a llenar la casa de estanterías hechas con cajas de madera ¡sí, las de fruta de toda la vida! y que no te mire con esa cara porque los palets y las cajas están de súuuuuper moda pero que claro, que él qué va a entender si no permite que su imaginación vague por las páginas del catálogo-de-la-felicidad-primaveral. HUM
Total, que llegas a peligrosa conclusión de que para que el chi fluya en tu porche, tienes que cambiar el suelo, ampliar el jardín, llenar las paredes de farolillos de papel, atiborrar la piscina de velas flotantes y comprar el set “Malta”. Tú, lo tienes claro…y visualizas una alegre barbacoa nocturna rodeada de amigos, todos vestidos de blanco, felices, sonrientes, con música de fondo del Café del Mar…y la barbacoa que no humea…y el menaje a juego con los caminos de mesa…y los juguetes de los niños recogidos en una preciosa jardinera con ruedas…y todo, eso sí, a la luz de 433 velas que has tardado en encender dos días.
Qué diferente es luego la realidad, verdad? Porque cuando por fin decides inaugurar tu “porche de la felicidad”, hace una noche fría que te caaaagas con un vientazo que lleva el humo a todos tus vecinos. Tú no estás ni monísima ni sonriente, porque llevas todo el día currando y de milagro has pasado por Carrefour para dejarte un pastón en chuletas y grasaza, y has llegado a casa con la lengua fuera, sin tiempo para meditar ni vestirte con túnicas blancas. Y lo que se oirá no será el cri- cri de los grillos, sino los aullidos de tus hijos celebrando un gol en el FIFA de la Play. Del menaje mejor no hablar, porque como no te dio tiempo a poner la mesa, delegaste en quien no debías y las preciosas copas y platos se han quedado en una caja en el garaje esperando una nueva barbacoa para ver la luz. Pero nada comparado con los mosquitos, que se descojonarán de los cientos de velas de citronela que has repartido por todo el jardín.
Y sin embargo…¡qué ganas tenemos todos de barbacoa!…(al menos de la primera). Y más después de esta lluvia pertinaz de abril, que a mí me tiene aburridita y que tan difícil lo pone para acertar con la ropa. Porque sí, muy bonita la primavera, pero ojito, que de aquí a tres días empiezan esos outfit imposibles de “plumífero y sandalia”.
En fin, que ya queda menos para sacar a pasear nuestra sangre latina por porches y barbacoas y tomarnos un millón de cervezas con los amigos, que es lo que de verdad nos gusta. Al fin y al cabo, lo que importa es la compañía.
Jajajajaja!!
Qué gran realidad, Silvia!
jajajajajaja….. sii ahora los palet ..lo mas modern Family ¡¡¡