Pasar una noche en la UCI de un hospital infantil marca un antes y un después en la vida de cualquiera. Pero si además eres padre, llevarás una muesca en el corazón para siempre. Quienes han pasado por eso lo saben. Cuando eres joven y NI TE PLANTEAS la posibilidad de tener hijos, un centro como el del Niño Jesús no deja de ser un edificio más del paisaje urbano…un hospital más. Ni se te ocurre pensar lo que ocurre allí dentro.
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Y por muchas explicaciones que te dieran, jamás entenderías por qué sus paredes rebosan sentimientos y emociones…tal vez las más intensas que una persona pueda experimentar. Claro que no. Y no lo entiendes hasta que un día te ves entrando de madrugada con tu bebé en brazos desesperada, angustiada, aterrorizada…y descubres qué es el miedo, pero el miedo de verdad.
Yo he tenido tres hijos…y la verdad es que los tres me han dado guerra. Durante unos años llegué a pasar más tiempo en la sala de espera de Urgencias que en mi propia casa…pero aún así fui afortunada: sólo una vez fue necesario hospitalizar a uno de ellos. Aquella noche me di un baño de realidad; sí, mi hijo estaba grave, pero no más que otros niños que se debatían entre la vida y la muerte. Fue una madrugada larga y dolorosa…una experiencia durísima por la que pasan cada año miles de papás y de los que afortunadamente el 98% regresa a casa con su hijo sano…y vivo.
Cuando a Fabio le dieron el alta y pude abandonar el hospital, lo único que sentía era una gratitud intensa y animal; gratitud hacia el hospital, hacia esos médicos que libran un pulso diario con la muerte, hacia las enfermeras que además de hacer su trabajo regalan cariño y amor porque les sale hacerlo así…y por supuesto hacia el que hasta hace unos meses era jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Niño Jesús, el doctor Juan Casado, hoy facultativo emérito. En mi caso, conocerle ha sido la mejor lotería imaginable. Ya no digo para los miles de niños que han salido adelante gracias a él.
Vive su trabajo con devoción, con entusiasmo y con una entrega que excede sus obligaciones. Juan Casado es así. Lleva la vocación en el ADN. Es pediatra las 24 horas del día y aún así saca tiempo para escribir libros, dar conferencias, impartir clases a los estudiantes de la Autónoma, inventar la famosa regla de Urgencias Vitales que utilizan todos los pediatras hispanohablantes, desarrollar una UVI online, organizar una carrera popular anual y además buscar dinero bajo las piedras para que el Niño Jesús siga siendo lo que es. Y es que sin la ayuda económica de instituciones privadas, las cuentas no salen.
Cuando me enteré de que la Comunidad sólo destina 20.000 euros al plan de necesidades, o lo que es lo mismo, al mantenimiento de los equipos, no podía dejar de pensar en los 130 millones de euros que ha costado esta segunda campaña electoral. Seré muy obtusa, pero no me cuadra…
Otro ejemplo: en el Niño Jesús hay un centro de simulación donde los futuros médicos practican sobre un muñeco robotizado cómo hacer una punción lumbar o cómo reanimar a un niño en circunstancias extremas.
Pues bien, ese muñeco que tantos avances está logrando en la formación de los facultativos, cuesta 36.000 euros ¿Queréis saber de dónde ha salido el dinero? Agarraos: de los beneficios obtenidos por la venta de un libro que Juan Casado ha escrito para profesionales de la pediatría. Y todo es así.
La buena noticia es que en el mundo hay gente buena y a veces se producen los milagros. En esta ocasión el milagro ha llegado de la mano de Paco Arango, una persona que había tenido mucha suerte en la vida y un día decidió hacer algo por los demás. Así creó Aladina, una Fundación que presta apoyo integral a los niños y adolescentes enfermos de cáncer. Casi nada. Pues bien, gracias a Aladina, la UCI del Niño Jesús ya está siendo reformada para que los pequeños que hay ingresados allí puedan tener algo tan básico y vital como luz natural.

El antes y el después de la UCI del HIUNJ
Además habrá un brazo robótico para cada cama y un montón de mejoras que redundarán en beneficio de nuestros niños. Pero claro, esto cuesta dinero: 1.300.000 euros, dinero que desde Aladina están recaudando gracias a la campaña “achuchón” y a las ventas de una línea de joyería solidaria de la firma Yanes Young ¿Entendéis ahora por qué era tan importante la pulsera que hemos sorteado esta semana en Los Ojos de Silvia?
En fin, ojalá este proyecto sea una realidad el próximo mes de diciembre. Y da igual que seas padre o no para implicarte en ello, pero cuando tengas un hijo recordarás este post, y entenderás por qué el Niño Jesús es mucho más que un hospital.
sí ser padre te cambia la vida , efectivamente es así , no tuve nunca que ir al Niño Jesús pero sí sé lo que es ir a urgencias y pasarlo mal al ver que tu hijo no está bien ,cuando eres padre hasta un simple costipado 39 de fiebre te duele, pero solo imaginar lo doloroso que tiene que ser los casos que hay en el niño Jesús y en una UCI….me quedo sin aliento .
Si es para alegrarse que haya gente altruista son q tenga egoísmo y que no piense en uno mismo sino en los demás .
si todo el mundo hiciera lo mismo sería impresionante levantarse por la mañana y ver ese cambio… emotivo post
Gracias a Dios, siempre están ahí. Son nuestros auténticos ángeles de la guarda.Un besote
Hola Silvia. Siguiendo el consejo de Ana Navarro, te escribo para agradecerte que con este tipo de post acerques la realidad de las ucis infantiles y neonatales al mundo. Yo estuve 3 meses en la de La Paz. Con un bebe prematuro de 630gr. Todo lo que allí ves es un mar de contrastes, muchas tristezas que se sobrellevan con alguna alegría y sobretodo con el trato de todo el personal sanitario. Desde el amor con el que hablan a los niños hasta un abrazo a tiempo para los papas. Todos estos profesionales que lidian entre lo que deberían ser los momentos mas felices de una mujer que se han tornado en lo peor de su vida. Cualquier detalle que ves en estas personas que te acerca a poder tocar a tu bebé, cogerlo, sentirlo… Qe aunque estén llenos de cables y monitores, vías y gasas te intentan hacer sentir como si estuvieras en tu casa como debería haber sido con un embarazo a buen término. Que bonito todo lo que escribes y cómo te entiendo. Yo tengo para escribir un libro jijiji. De esto va a hacer 3 años y aun no encuentro palabras para agradecerles todo lo que hicieron por mi hija y por mi. Muchos besos. Patri
Un millón de besos para tí y para tu niña, Patricia. Mil gracias por estas palabras tan bonitas