Corbata de lazo, corbatín, moño o humita. Puedes llamarla como quieras, pero acostúmbrate, porque la pajarita se ha convertido en un complemento imprescindible en cualquier vestuario trendy que se precie. El responsable de este boom es un diseñador de élite que, a pesar de su juventud, ha despuntado en todas las empresas que ha acometido. Así es José Zambrano…siempre consigue lo que se propone.
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Cuando José Zambrano les dijo a sus padres que quería irse de Badajoz y estudiar Bellas Artes, el matrimonio se llevó un disgusto de órdago. Y lo cierto es que, aunque no fue del todo una noticia inesperada, ellos querían para José una vida más estable, más “normal”…una vida de maestro de escuela. Pero el menor de sus cuatro hijos lo tenía claro…lo suyo era pintar, diseñar, crear, inventar…NO jugar al futbol. Por eso, al terminar el colegio, cruzó la península de oeste a este para instalarse en Valencia. Allí se licenció en Bellas Artes y también fue allí donde descubrió que en la Universidad nadie le iba a yudar a descubrir su verdadero potencial. Así que, buscándose las habichuelas, participó en la Valencia Fashion Week…Y ARRASÓ. Ganó el premio Revlon al mejor diseñador por una colección a la que llamó “Hombre Doméstico”, en la que reinterpretó la bata de boatiné en el cuerpo de quince modelos que desfilaron portando planchas, batidoras, aspiradoras y otros electrodomésticos.
Desde ese momento su vida fue una auténtica locura. Se lo rifaban. En solo tres años sacó seis colecciones, y en sus desfiles ya no había quince modelos, sino veinticinco. Fue una temporada frenética. Además, ese concepto efímero de la moda de “construir para destruir”, no le alimentaba el alma…y dejó la pasarela, la dejó en el punto más álgido de su carrera. Después emprendió tres mil proyectos…y en los tres mil triunfó. Ganó mucho dinero, pero más fue lo que invirtió. José estaba desencantado…necesitaba frenar…¡y vaya si lo hizo! Después de años y años de éxito, se dijo “no es lo que quiero”…y del día a la noche recogió sus bártulos y se plantó en Madrid sin casa, sin un duro (bueno, sí, setenta euros) y sin trabajo. Pero Zambrano, que lleva el inconformismo en el ADN, decicidió reinventarse, esta vez haciendo pajaritas…pajaritas únicas, diferentes, rompedoras, atrevidas y llenas de glamour. Y se enteró de que en el Mercado de Motores muchos emprendedores con talento encontraban el lugar perfecto para vender sus productos, asi que llamó para informarse. Cuál no sería su sorpresa cuando le dijeron que si quería, podía ir al día siguiente. Y eso hizo. Como no había tenido tiempo de preparar ni la mercancía ni el stand, improvisó un puesto fabricado con 50 cajas de pizza y todas las pajaritas que le dio tiempo a hacer. De nuevo volvió a arrasar. Lo vendió todo…si se descuida, hasta las cajas de cartón.
Ya han pasado dos años y desde entonces no ha parado. Confecciona cerca de doscientas pajaritas al mes, trabaja prácticamente bajo pedido y tiene tres canales de venta: su página web, el Mercado de Motores y veintiséis tiendas repartidas por toda España que, ojo, le han buscado, porque él nunca ha tenido que llamar a ninguna puerta para ofertar su producto. Para José lo importante es llegar a todo el público, y tiene claro que lo que el público quiere es un producto bonito y sobre todo asequible. Por eso prefiere vender más, aunque su beneficio sea menor. Cada pajarita cuesta 18 euros, un precio sorprendente si tenemos en cuenta que el proceso de fabricación es absolutamente artesanal. En su taller de Lavapiés, con una antigua máquina de coser, José las confecciona a mano, selecciona con mimo las telas (atesora cerca de 200 referencias) y trabaja a destajo para que el cliente reciba la pajarita en un plazo de 24 horas.
Y es que la mayoría de la gente “llama de hoy para ayer”, especialmente cuando tienen que asistir a un evento imprevisto. Porque ya pertenece al pasado esa idea constreñida de casar la corbata de lazo únicamente con vestimenta formal como el frac o el esmoquin. La pajarita está de moda y adorna los cuellos más atrevidos y estilosos en cualquier ocasión que se tercie para “ir guapo”, no necesariamente de etiqueta. De hecho, cada vez son más los hombres que se la ponen con una camisa blanca y vaqueros…(que sí, que el rollo preppy está de moda) El catálogo es tan amplio que abarca todas las tendencias y diseños imaginables: calaveras, flores, rayas, lunares, amebas, estrellas, cuadros, animal print, nubes, fresas y hasta viñetas de cómic….vamos, que si no encuentras un diseño que te guste, háztelo mirar. Ah, y hay tres modelos para elegir: el básico, uno más pequeño y otro para niños.
Pero como José es un chico “IN”, es decir, INconformista, INcansable, INntrépido, INgenioso e INcombustible, ha dado un paso más en el diseño y ya está ampliando mercado con otros productos como cinturones, tirantes, pañuelos de solapa y corbatas. Y seguro que en esta empresa también arrasará, porque sí, es cierto que este “Rey Midas de la moda” ha nacido con estrella, pero como él dice, su virtud es el esfuerzo y el trabajo bien hecho. A él nadie le ha regalado nada, más bien al contrario…muchos han despuntado gracias a él. Así que…¡pista libre!, que Josè Zambrano va a por más.
Los ojos de Silvia Salgado
Vivir y contar a partir de los 40