Es la calle de moda de Madrid. Une Tirso de Molina con Cascorro y en apenas 200 metros encuentras un restaurante espectacular, una librería única, uno de los mejores outlets de moda, un bar mítico, dos palacios y el famoso portal por el que se accede al televisivo Ministerio del Tiempo. La calle del Duque de Alba ha revolucionado Lavapiés, un barrio que hasta hace muy poco no casaba con los términos chic y glamour.
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Cuando creces en una ciudad como Madrid, te acostumbras a caminar mirando al suelo, como mucho al frente, por aquello de trazar tu ruta sorteando peatones y llegar a destino en tiempo récord. Es el “mal del urbanita”, que reserva su mirada de turista para otras ciudades y no repara en lo extraordinario de un trayecto, sólo porque es cotidiano. Y yo no he sido una excepción. He nacido, crecido, vivido, sufrido y disfrutado Madrid. Es mi ciudad. No echo de menos el mar, como le ocurre a la mayoría de la gente de costa que llega a la urbe. Soy de asfalto. De pequeña acompañaba a mi madre al Mercado de la Cebada, merendaba en el Parque de la Arganzuela, los sábados iba a la sesión matinal del Cine Imperial, he aparcado en los sitios más inverosímiles del centro (¿recordáis cuando subíamos el coche a las aceras?) y los domingos tomaba el aperitivo en la Bobia después de perderme por el Rastro. Vaya, gataaa-gataaa. Pues bien…yo, tan urbanita, tan relisssssta y tan madrileña, acabo de RE-DES-CU-BRIR una de esas calles por las que he debido estar pasando toda mi vida “con orejeras”, como los caballos, porque de otro modo no me explico que hasta ahora no haya reparado en su encanto
El caso es que esta callecita, hasta ahora más conocida por el cine X que había en el Nº 4 que por sus TRES palacios, atesora una de las rutas más chic de la ciudad. Éstos son mis locales favoritos:
Bajando desde Tirso de Molina hacia Latina, en el número 4, encontrarás esta joya arquitectónica…un palacete que entre 1913 y 1933 fue sede del diario El Imparcial y que hasta hace un año albergaba el último cine X de la capital. Hoy es restaurante, tienda y espacio cultural. El edificio es una maravilla. Aquí fue donde los grandes de la Generación del 98 (Maeztu, Unamuno, Baroja o Azorín) parieron el suplemento cultural de Los Lunes del Imparcial. Por eso resulta un lujo degustar las croquetitas de rabo de toro o los chipirones con morcilla asomada a uno de los balcones de este “concept store” que por cierto siempre está lleno hasta los topes. Toda una experiencia comer en un palacete con Michael Jackson sonando de fondo. Recomendable cien por cien.
Otra de las sorpresas que te depara la calle es ésta: el outlet de Kling, una firma española que a mí me enloquece. No es ropa convencional. Sus diseños atrevidos, alegres y con un toque vintage, se desmarcan de la moda que imponen las grandes cadenas cada temporada. El local es tan divertido y chic como todos los que tiene esta marca. Es una de esas tiendas que rezuma buen rollo y de la que sales con la sonrisa puesta. Lo más interesante: los precios. Aquí encuentras modelazos un 70% más baratos que en el resto de sus tiendas, y como la ropa no sigue los dictados de la moda, nunca está desfasada. Por cierto, abre todos los días.
Hasta el número 13 de Duque de Alba se ha mudado esta librería que siempre estuvo en Embajadores y que ha le ha dado a Lavapiés el toque intelectual…una alegría más para el barrio, porque la participación de los vecinos es una pieza clave en esta librería que es mucho más que eso; porque además es asociación…y editorial…y taller de diseño (sobre todo portadas) y aula de formación. El local puede despistar a muchos, porque conserva la fachada del comercio castizo que estuvo aquí durante años, la sastrería “La Universal” y hay que pegar la nariz a sus cristales para descubrir que dentro venden libros. El local es grande, luminoso, tiene dos plantas, techos altos y un patio espectacular. Aviso a navegantes: es una librería especializada en ensayo político, no en literatura de masas. Así que, quienes vayan buscando best sellers o 50 sombras de Grey, mejor que acudan a grandes superficies.
EL PORTALÓN MÁS FOTOGRAFIADO DE MADRID
Seguimos caminando hacia Cascorro y en el número 2 encontramos la Plaza que da nombre a la calle, y en ella, semiescondida, el portal por el que Cayetana Guillén Cuervo accedía al “Ministerio del Tiempo” en la serie de televisión. Lo cierto es que los clientes de la Pastelería del Duque ya están acostumbrados a observar a través de su cristalera a decenas de mitómanos que cada día peregrinan hasta la plaza para hacerse una foto delante de este portal. Lo más curioso es que la mayoría ignora que lo que sale en ese selfie es el Palacio de Sueca, un edificio del S/XVIII cargado de historia: en él vivió la esposa de Godoy, fue Colegio de Humanidades, luego cuartel de la Guardia Civil y a pesar de sus descomunales dimensiones fue hasta hace muy poco la residencia de una nonagenaria a la que nadie consiguió echar de casa aunque no tenía ni siquiera luz eléctrica. Me dicen que ahora el Ayuntamiento quiere convertir esta joya castiza abandonada y maltratada en un centro para fomentar la cultura iberoamericana. Veremos.
LA BOBIA
Sí, lo sé. No está en la calle Duque de Alba, pero como si lo estuviera, porque San Millán es “el apéndice natural” de esta vía. De hecho, esta callecita es tan pequeña que muchos piensan que ese mítico bar de la Movida está en realidad en Duque de Alba. Ayyy…cuántos aperitivos de domingo me he tomado yo en este bar cuando aún se concentraban los punkis más tempraneros después de una noche de juerga. Algunos lo recordaréis por la película de Almodóvar Laberinto de Pasiones . Pues bien, después este mítico garito de los 80 ha vuelto a abrir sus puertas pero reconvertido en taberna chic de cocina asturiana…aquí encuentras los clásicos: cachopo, fabes, patatas al cabrales (pueden pedirse medias raciones) y otros platos asturianos con un toque más moderno como el gazpacho de manzana. Por cierto, la sidra es artesana. Resumiendo: bueno, bonito (precioso) y barato. Una dirección imprescindible.
Como veréis, una ruta completita llena de sorpresas en la que puedes invertir, o cuatro minutos si vas mirando al suelo, o cuatro horas si te permites el lujo de mirar y descubrir una calle que ha insuflado aire fresco a Lavapiés.
Los ojos de Silvia Salgado
Vivir y contar a partir de los 40
¡Me encantó el post Silvia! No sabía de la existencia de un outlet de Kling, tengo que ir. ? El Imparcial es una maravilla, diseño y buena comida. También molan mucho las cositas que tienen en la tienda, yo me compré varios libros de diseño allí. ¡Un besito!
Muchísimas gracias, Elena! La verdad es que es una gozada de calle porque sin apenas moverte, encuentras sitios increíbles. Si también eres fan de Kling no dejes de pasarte. Merece la pena por precio y por todo. Las dependientas son majísimas.
¡Me ha encantado tu post Silvia! ¡Me han entrado muchas ganas de conocer y pasear por esta calle! ¡Gracias por tu post! 🙂
¡Ya me contarás qué te parece! Me interesa mucho tu opinión. Un besazo
¡Me ha encantado, Silvia! He de confesar que no lo he leído, no he podido resistirme a que me lo contarás tú, ¡qué voz! Y tienes razón, al final vamos con tanta prisa que no nos fijamos en lo que nos rodea. Merece la pena que vayamos con los ojos abiertos siempre, y más aún en una ciduad tan bonita como Madrid. Un saludo.
Cuánto me alegra que te haya gustado Silvia!