Pocas enfermedades alteran tanto la imagen de una mujer como lo hace el cáncer, y aunque a priori pueda parecer una cuestión baladí, el aspecto físico juega un papel crucial en la salud de las pacientes. Está demostrado que estar bien por fuera, es esencial para sentirse mejor por dentro. Por eso cada vez son más los centros especializados en oncoestética, donde los profesionales ofrecen soluciones que obran milagros en el estado anímico de estas luchadoras.
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Nunca cuento experiencias ajenas. Sólo comparto las cosas que vivo. Pero esta vez es diferente, porque aunque el cáncer también ha hecho mella en mi familia, yo no tengo la enfermedad. A mí no se me ha caído el pelo. Nunca me he visto sin cejas o pestañas. No he sentido en la piel el escozor que produce el agua de la ducha por culpa de la quimioterapia, ni me han extirpado un pecho. Pero no me cuesta imaginar lo terrible que debe ser luchar para curarte y al mismo tiempo pagar el peaje de las secuelas físicas que dejan la quimio y la radioterapia.
¿Y por qué os hablo hoy de todo esto? Os cuento. Hoy he conocido a alguien excepcional…una mujer con una energía torrencial, arrolladora. Se llama Valérie Dana. No, ella tampoco tiene cáncer, pero sí lo tuvo su hermana. Lo vivió muy de cerca. Sabe lo que es. Hoy, su hermana está curada, pero desde hace años lucha para que la revista Rose llegue a todas las pacientes españolas y conozcan “la otra cara” del cáncer, la más positiva, la que no solemos ver, la que más agradecen quienes tienen que pasar por todo esto….porque en Rose se habla de belleza, de moda, de centros estéticos, de alimentación saludable, de ejercicio físico, de terapias complementarias, de viajes…DE VIDA. Y ha sido Valérie quien me ha explicado hasta qué punto el aspecto físico de una paciente de cáncer influye positivamente en su evolución…
Afortunadamente la oncoestética ha dado pasos de gigante, y prácticamente en todas las ciudades ya hay centros especializados que ofrecen soluciones a la alopecia, a los problemas de piel y uñas y a las cicatrices que dejan las operaciones. Pero aunque cada vez hay más información, siguen siendo muchas las pacientes de cáncer que dependiendo dónde vivan, del acceso que tengan a Internet, de la edad, o de su formación, desconocen las soluciones que ofrece la estética oncológica. Vamos por partes:
CEJAS. Esta técnica es útil cuando hay pérdida de densidad. Ya hay productos muy fáciles de aplicar para que una misma, en casa, con la ayuda de una plantilla, rellene las zonas despobladas. Este maquillaje de cejas contiene pequeñas fibras y además es resistente al agua. Sin embargo, cuando la pérdida de la ceja es total, la alternativa es una prótesis de pelo. La base es un fina membrana que se pega a la piel con un pegamento especial, muy sencilla de colocar y con la que incluso se puede dormir.
Son pequeños toques, pequeños cambios, pero modifican radicalmente el aspecto de una persona.
PESTAÑAS. Al igual que ocurre con las cejas, las pestañas también pueden verse afectadas, aunque ésto suele producirse en estados más avanzados del tratamiento. Hay dos soluciones: prótesis adhesivas sin pegamento ni látex, o un producto que estimula la raíz de las pestañas y favorece su crecimiento. He de deciros que yo comencé a usarlo hace meses sin saber que también era recomendable para pacientes de cáncer y realmente funciona. Se llama M2 Lashes, y lo único malo es su precio. Pero investigad en Internet, porque el precio puede variar hasta en 40 euros dependiendo dónde lo consigas.
PIEL. Con la quimio y la radioterapia la piel se vuelve más fina, más sensible, se seca, y algo tan simple como una ducha puede provocar gran escozor si el agua no está templada. Me cuenta Valérie que aunque muchas mujeres confían en productos naturales, una gran mayoría acaba optando por marcas conocidas. Es una cuestión de confianza, ya que todas las cremas y sérum deben estar libres de parabenes o alcohol. Afortunadamente la oferta es extensísima y existen infinidad de productos excelentes tanto en cosmética de gama alta y marcas conocidas, como en cosmética natural.
CABELLO. Una de las primeras preguntas que formula una mujer cuando le diagnostican cáncer es ¿se me caerá el pelo? Sin duda la pérdida del cabello es el signo más visible en una paciente y generalmente ocurre pronto, entre 17 y 20 días después del primer ciclo. ¿Qué hacer?…Veamos. Hay opciones que no combatirán la alopecia, pero sí conseguirán que la mujer se vea mucho más guapa: pelucas, prótesis capilares, turbantes pañuelos y gorros hechos a medida. Tal vez haya sido en el sector de las pelucas donde el I+D más ha avanzado. Las hay de pelo sintético y de cabello humano. Las de pelo sintético, muy, muy logradas, pueden lavarse en casa y es fácil darles forma para el peinado. Existen infinidad de modelos. Eso sí, hay que quitársela para dormir y sustitutirla por un gorrito de tejido transpirable sin costuras y antibacterias.
Las de pelo natural requieren un mantenimiento frecuente y profesional. Aunque se puede dormir con ellas, siempre aconsejan que el cuero cabelludo pueda transpirar al menos seis horas al día. Donde sí hay variedad es en el mundo de los turbantes y pañuelos. Los hay de todo tipo, para estar en casa, en la calle, con nudo, sin nudo, y lo más importante, siempre hay uno adecuado para cada fase de la enfermedad. Por ejemplo, para una mujer a la que le han extirpado los ganglios y le cuesta subir el brazo, existen turbantes que ni siquiera tienen que anudar y pueden colocárselos con una sola mano.
CICATRICES. Es importante poder observarse en el espejo sin que las cicatrices recuerden constantemente el duro proceso vivido. Y cada vez son más las mujeres que descubren el valor terapéutico del tatuaje y la micropigmentación. Estas técnicas permiten, tras una mastectomía, por ejemplo, componer total o parcialmente el pezón o aumentar ópticamente el tamaño de la areola. Los resultados son tan espectaculares, que muchas descartan volver a pasar por el quirófano. Los tatuajes se han convertido en una excelente alternativa.
Por supuesto, lo importante es ponerse en manos expertas, buscar el consejo profesional. Y no lo dudéis, para cualquier consulta, para cualquier dirección, tenéis la revista Rose, toda una referencia en el mundo del cáncer que, ójala cada vez pueda llegar a más gente…merece la pena leerla. Os lo aseguro, tengas o no tengas cáncer, es una de las publicaciones más interesantes, rigurosas, amables y mejor hechas que podáis encontrar…porque destila energía, cariño y buen gusto. Y eso, también importa.