Cuando la joyería Eyma contactó conmigo para hacer un sorteo solidario el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, ni por asomo calculé el impacto emocional que todo ésto tendría en mi vida. No era la primera vez que regalábamos una joya en la web de Los Ojos de Silvia, y para atenernos a las normas que dicta Facebook, decidimos pedir a todo aquel que quisiera participar que escribiera un comentario contando qué momento de su vida se había convertido en todo un regalo.
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Me pareció una idea genial. Y ojalá se me hubiera ocurrido a mí, pero no; este mensaje era el que ilustraba la imagen del charm colgante que Pandora vendería de manera solidaria para destinar 21.000 euros a la Fundación Sandra Ibarra de Solidaridad frente al Cáncer. Así que, adueñándome de este “cada momento es un regalo”, puse en marcha el sorteo de la joya.
Mentiría si dijera que no esperaba comentarios súper emotivos. De hecho, intuía que la mayoría harían referencia al nacimiento de un hijo o al momento del parto…pero mi sorpresa fue mayúscula cuando empezaron a llegar los primeros mensajes. Jamás imaginé que hubiera tantas personas dispuestas a compartir de una manera tan generosa ese momento privadísimo, íntimo y especial por el que volverían a nacer una y otra vez.
Ana me contó lo que sintió al abrazar a su hija cuando fue a visitarla a Inglaterra después de meses sin verla. Para Carolina, el regalo de su vida fue escuchar de boca del oncólogo que su niño de cuatro años había superado un cáncer terrible. Luis volvería a nacer el día que se reencontró con el amor de su vida treinta años después de que los padres de ella les separasen. Para Carmen, la magia está en recordar las risas de su hijos, cuando de pequeños se metían en su cama los días que no había colegio. Nines me dijo en una sola frase: “¿Un momento mágico de mi vida? Cada vez que miro a mi hijo”. Para María la magia se desató el día de su boda cuando entró en la iglesia. Pi Tres Catorce volvió veinte años después al barrio donde creció y le invadió un sentimiento potentísimo de alegría al comprender lo feliz que había sido en su niñez. Cecilia escribió que el mejor momento de su vida fue cuando nació su nieta, porque ser abuela, decía, es ser madre dos veces. Cristina quiso compartir lo que sintió cuando por fin, después de semanas de hospitalización, pudo entrar en casa con sus mellizos. Y no quiero olvidarme del mensaje de Carla, que emocionadísima y con una ternura desbordante recordó la sorpresa que le dio a su niña al presentarse sin avisar el día de su cumpleaños después de muchos meses sin poder verla.
Han sido tantos los momentos, tanta vuestra generosidad al compartirlos, que un GRACIAS INFINITO se me hace pequeño.
Y aunque yo no participe en el sorteo, también quería compartir con vosotros un momento único y especial. Por eso he estado toda la semana pensando y pensando…y fue maravilloso llegar a la conclusión de que afortunadamente habían sido tantos los momentos mágicos, que no podía quedarme con uno solo. Pero sí, hubo un día especial. Fue el 6 de enero. Aquella mañana de Reyes la vida me hizo un regalo único: la voz de mi hijo Gonzalo, que después de tres años, pronunció sus primeras palabras y de repente dijo: ”Ay, lo que yo quería”. Hasta ese día había sufrido un retraso simple del lenguaje, y aquel momento marcó el comienzo de una nueva etapa en su vida y en la mía.
Así que después de esta semana tan intensa, sólo puedo decir que la terapia de hacer memoria y bucear en los buenos recuerdos nos sirve para recordar que en efecto, cada momento de la vida es un regalo…o como leí hace semanas en el escaparate de una inmobiliaria del barrio de la Latina, “vivir es un detalle que a menudo olvidamos”. Y no está de más recordarlo, ¿verdad?
Verdad …( π )
Verdad verdadera